Gran cinturón solar y otras energías
El Gran Cinturón Solar es una planta de energía solar fotovoltaica cuyas granjas de paneles recorren de modo ininiterrumpido todo el norte de África, desde Marruecos hasta El Cairo en Egipto, atravesando todo el desierto del Sáhara. Completado parcialmente en el año 2074 y actualmente en continua expansión. Es reponsable de la producción del 45% de la energía consumida en el planeta. También es uno de los símbolos culturales por excelencia de la nueva sociedad construída por Pueblos Unidos y PEAM.
Otras energías notables en la producción de energía son:
La energía eólica oceánica. Aproximadamente el 15% de producción global.
Hidrógeno verde. Aproximadamente el 15% de producción global.
La energía maremotriz. Aproximadamente el 5% de producción global.
La energía nuclear de fusión fría. Desde principios del siglo parecía la gran promesa llamada a solucionar el creciente problema energético, pero su desmesurado consumo de agua y el bajo rendimiento en el almacenamiento de la ingente energía producida en sus reactores, la hicieron convertirse en una energía alternativa menor. La falta de agua en muchas regiones debido al Cambio Climático hizo que se realizaran pocas inversiones de construcción de este tipo tecnología. Sin embargo, actualmente, PEAM recomienda y favorece la inversión en las mismas, apostando por mejoras en la ingeniería asociada a las mismas y la eficiente gestión de los recursos hídricos que el mismo PEAM aporta. Aproximadamente el 5% de producción global.
La energía geotérmica. Aproximadamente el 5% de producción global.
Las plantas de biocombustibles son una frecuente alternativa en muchas localizaciones. Algunas con ingeniosos métodos de producción, como las granjas de algas marinas, populares en regiones de Asía-Pacífico. Aproximadamente el 5% de producción global.
El resto de la energía es producida en granjas solares y eólicas locales y regionales.
Extracto de la novela:
Bajo un manto repleto de estrellas, y cuando en el lejano horizonte asomaba el primer tímido destello de azul desafiando a la negrura, comenzaban a hacerse visibles los paneles solares dispuestos verticalmente, preparados para recibir perpendicularmente la mayor radiación solar posible. Primero, parecían solo unos pocos a kilómetros de distancia, pero, en seguida, se desataba la gran función. Las líneas de paneles se perdían hacia el norte y el sur, una detrás de otra, alineadas y
equidistantes. Con un poco más de luz, la tierra de guijarros se cubría de cientos, de miles, de cientos de miles de paneles, colmando la perspectiva por completo.